jueves, 4 de agosto de 2011

Métete en mi persona.

Las dos y media de la madrugada y tu tímida sonrisa somnolienta continúa resquebrajando la madera que forma mi cama. Las sábanas, olvidadas al pie de la cama, buscan un lugar mejor soñando con estaciones gélidas y escarchadas. Todos los sueños y todas aquellas promesas continúan en el fondo de la maleta que trajiste el primer domingo de nuestra vida juntos. Yo apenas me atrevo a asomarme a ese foso de cuero negro. Tú hace mucho olvidaste la existencia de lo que allí guardabas o escondías y continuas evadiendo las caricias y los besos azucarados. Sólo reclamas, cuando te viene en gana, las cerillas que prenden el fuego que mantiene y constituye nuestra vida. Las pestañas se me deshacen cuando las lágrimas se precipitan sin cuidado salpicando y destruyendo todo a su paso. También se me deshace el corazón, pero eso es algo más complicado de ver y no creo que te hayas dado cuenta porque tú sólo sabes ver con los ojos. Sin embargo yo sí que soy capaz de ver cuando se evaporan tus expectativas si las pones al sol, o cerca de esas dichosas cerillas, aunque tú no lo creas.

sábado, 4 de junio de 2011

Me dan miedo las noches, me asustan las mañanas.

Mis pestañas se desploman, empapadas en lágrimas y lluvia. Y me tiro al mar, estiro el momento alargando los segundos y dejo que me bañe, que me abrace la espuma. Mi ropa mojada, me arrastra al fondo del mar, donde no se escuchan ni las olas ni la guitarra de tu velero. Entonces me empiezo a ahogar y después, me despierto. El edredón, debajo de la cama, ha huido de mis sueños y con él se ha llevado mi esperanza color nube, mi sol de invierno, las fuerzas que me quedaban para levantarme. Porque aún hace frío y esta sábana mojada en agua salada, que ya no sé si es del mar o de las lágrimas, apenas me cubre de este aire polar y oscuro que se ha colado en mi cuarto. Las noches de primavera nos engañaron, nos regalaron un par de mentiras distorsionadas y adornadas con nuestras respiraciones entrecortadas. No creas que me he olvidado de cómo se duerme con la ventana abierta, de la mano de la luna y buscando las estrellas en tu cielo negro. A tu lado, despreciando la trágica historia de la vida que se esconde ahí donde yace mi edredón. Donde he guardado las nubes para que no te sientas triste si el cielo está gris. Porque considero que es suficiente con que uno de los dos tenga las pestañas mojadas.

miércoles, 1 de junio de 2011

Siempre te he admirado, desde el primer día.
No te lo he dicho nunca, o eso creo, porque no me quiero considerar inferior a ti. Aunque lo haga, no quiero reconocerlo al menos.
Desde el primer día, de verdad. He aprendido cantidad de cosas en todo este tiempo. Y todas de ti.

He aprendido a reírme de la vida, a perder el miedo incluso cuando nos gruñe enseñando los dientes.
He aprendido a ser un poco más sensata. A criticar las cosas antes de aceptarlas.
He aprendido a rectificar. A olvidarme del tener cuidado.
He aprendido a actuar, a hacer lo que me viene en gana. A ser tal y como soy.
He aprendido a valorarme un poquito más. A enamorarme de verdad.

A quererte.

martes, 24 de mayo de 2011

Material defectuoso


Al camino recto,
por el más torcido,
vengo derecho
para hablar contigo
de nuestros defectos
constitutivos

Gracias, Robe.

domingo, 15 de mayo de 2011

entre el cielo y el suelo

La quietud de la noche teñida de azul marino desprende efluvios costeros, cargando mi oxígeno de sal. Sal del mar que se adhiere a mi piel, cubriéndola poco a poco. Y tu silencio junto a tu mirada, todo eso que aún permanece al pie de cada recuerdo de mi alma, me inmovilizan. Quieta, muy quieta me dejo cubrir por un viento que arrastra fina arena de playa, de las dunas que borran mi pasado asentándose sobre éste y nublan mi futuro sin si quiera pretenderlo. Y permito que el mar me golpeé una y otra vez, confundiéndome con las oscuras rocas. Cuando me percato del endurecimiento de mi piel recubierta de costras calcáreas, algo dentro de mí se remueve y, pataleando como un crío, se abre paso dificultosamente entre mis entrañas y se aferra a mi garganta, anudándola e hinchando mis ojos congelados. Las lágrimas afloran con un grito ansioso por expulsar eso que causa mi desdicha, mis ansias por ser más fuerte y... más dura.

Entonces decido olvidarme de dichos pretenciosos deseos sin principio ni fin, y me sumerjo en el mar, y me deshago de la dura sal, de la fina arena, me despido del viento
y me dejo llevar por la marea.

domingo, 1 de mayo de 2011

Ganas de (a)mar


Resulta imposible cansarse de que esa corriente eléctrica recorra mi cuerpo de los pies a la cabeza cuando escucho tu nombre.

Resulta imposible cansarse de saborear tus labios cuando el sol me abandona y la oscuridad reina en tu cuarto

Resulta imposible cansarse de perderse en tus ojos verdes cargados de anhelos que tímidamente reflejan los míos.

Resulta imposible cansarse del calor de tu cuerpo, porque desde entonces mi cama es una gélida tumba a la cual estoy condenada si tú no estás bajo las sábanas.

Resulta imposible cansarse cansarse de tu sonrisa que es capaz de hacer desaparecer todo lo que conforma el mundo y hacerlo solo nuestro.

Resulta imposible cansarse de ti.


Apenas hace unas horas que mi insoportable despertador me ha robado los sueños y mi torpe impaciencia no ha perdido el tiempo y ya está coloreándome las mejillas y robándome las sonrisas. La noche se resiste a llegar.

jueves, 28 de abril de 2011

Llevo varios días con una idea que considero buenísima para una novela en mi cabeza.
Pero buenísima.
No se escribir y mucho menos novelar, pero no quiero que se me escape y me voy a dedicar este verano a exprimirme el cerebro y a leer muchísimo.
Si sale algo bonito sobre el papel lo pondré por aquí.


No preguntéis de qué va, pero trae mucha mucha tragedia.

domingo, 24 de abril de 2011

Exotérmico.

El martilleante y regular golpeteo del segundero me desquicia por completo. Lágrimas oscurecidas por restos de rimel corretean por mis mejillas a toda prisa con un ansioso afán de mancharme el cuello de la camisa. Realmente es detestable. No cabe dentro de ningún tipo de mente pensante, no cabe. Es realmente inmenso y me traga por completo.

No lo comprendo.

Tampoco lo soporto, es por eso que me muerdo el labio con tanta fuerza. Lo muerdo de rabia, porque me da mucho coraje. Y no salgo de mi cama, porque no tengo fuerzas, porque las he perdido. Porque sin ti no entiendo nada. Ya sé que estás, pero es que si tú te vas... me da un bajón, que te juro que me da un bajón y no tengo la certeza de que seamos conscientes. Es salir por la puerta y verlo todo malo, cuando debería estar jodidamente contenta. Pero no puedo evitarlo, es ver mi cama vacía y me da un bajón. Es infantil, estúpido, claramente contradictorio. Por eso digo que me vuelves loca, literalmente. Alteras toda parte de mi ser, y me enerva no poder dominarme. Me saca de quicio no poder tener lo que quiero cuando yo lo quiero. Me parece la peor tragedia de toda la historia que esta noche no duermas aquí. La noche se me antoja trágica y eterna.
Buenas noches.

sábado, 23 de abril de 2011

Como un gato al sol

Tan feliz y adormilada como un gato al sol me siento hoy. No hay nada como despertar respirando el mismo aire que se escapa de tus labios, de verdad, no hay nada. Anoche me despedí no sin mucho pesar de mis vaqueros y de todo lo demás, ya que nada sería capaz de darme el calor que me dais tu cuerpo y cada nota que me regalas con la guitarra. La idea de volver a la normalidad no es especialmente atrayente.

Espero que no te dé por desaparecer sin más,
porque me moriría.




Ahora solo quiero estar contigo. Todo mi universo está debajo de tu ombligo

viernes, 22 de abril de 2011

Preludio.

Desquiciante delirio desencadenado por la casi eterna espera.
Vacío que se torna colorido y se reduce según avanzan las horas.
Desidia embadurnada de un pedante sabor científico inoportuno.
Tierno color verdusco húmedo y sincero que revive las tardes nubladas.

Contracción muscular efímera y discreta, arrítmica y nerviosa.

Se me deshacen las neuronas a medida que tu cuerpo se acerca al mío y se disipa toda duda, todo esquema, todo renglón escrito, toda palabra tachada.

Y vuelves ha hacer que pierda la cordura.

Por supuesto.

Por supuesto que puedes intentarlo, puedes tratar de gritar a cada una de las gotas de este aguacero, pero no te van a hacer caso alguno. El chaparrón caerá como a ella le cae el flequillo sobre la cara: inevitablemente. Puedes llorar y unirte con la lluvia de abril, por supuesto que puedes hacerlo. Pero también puedes elegir no salir de casa, desechar tus pensamientos inoportunamente negativos y aferrarte al teléfono. Puedes encariñarte con el pitido de la línea telefónica mientras esperas que su voz te envuelva cariñosamente. Puedes pedirle que venga a verte, invéntate un millón de enfermedades fantásticas que hagan que irremediablemente la veas esta misma noche. Esta noche lluviosa y fría, que humedece los huesos y empapa las mejillas de la gente que alza la vista desafiando al cielo.

No te permitas echar de menos su risa, y secuéstrala para siempre.
¿No ves que sus pupilas te lo están suplicando?

jueves, 21 de abril de 2011

Me gustas y punto. nolebusqueselsentido

Eres tú y solamente tú
la descarga
eléctrica que
satisface los deseos de
mi corazón purpúreo, las ansias de
vivir, de bailar entre mis pulmones, junto a tu aliento,
el sustento que respiro,
la luz de mis días, las sábanas de mis noches.
Explícame que demonios hace la cama vacía
que me mira amenazante,
su sonrisa me apuñala,
me pregunta dónde te has metido.
El armario engulle las horas y
me adormece en la alfombra áspera.


metáforas arbóreas
historia estancada
falta de oxígeno
monotonía
fin
.

miércoles, 20 de abril de 2011

A salvo

La felicidad palpitante resquebrajaba las enegrecidas paredes de su pequeño cuarto. La cortina jugueteaba con el viento ondeando como una bandera e imitando al agua salada en la que nadaban juntos cada mes de julio. Los vagos recuerdos traían a su cabeza olores de verano, de esos que por mucho que se piense son inexplicables. Y así, con las sábanas impregnadas de su presencia, entornaba los ojos e imaginaba que le soñaba, aunque no lo hiciera realmente. No podía dormir pero eso no le importaba en absoluto. La emoción ennegrecía sus pupilas dilatándolas al máximo, ignorando los rayos del sol, desbordando las ganas de salir de allí. Ni si quiera se planteaba su regreso, sólo quería irse. Cuando uno habla de un viaje sólo piensa en donde ir, no en la vuelta. No en el regreso. Aún no. Pero yo sé que el Sol de junio se acercaba a ella con curiosidad, quería saber si volvería, quería saber dónde podía volver a encontrarla. Ella con sonrisa picarona, pues sabía por qué el Sol actuaba de tal modo, le cantaba la canción de Por qué te vas sólo para hacerle de rabiar. Le encantaba ver cómo llamaba a todas esas nubes sólo para evitar que le viesen sonrojado.

Y volvió a deshacer la maleta encima de la cama, para volver a hacerla de nuevo, tal y como llevaba haciendo las tres últimas semanas de mayo.

lunes, 18 de abril de 2011

Gracias.

A quien se le ocurrió dibujarme se le rompió el lápiz y me dejó un poco a medias. Pero solo un poco no te creas. Fue en la cabeza donde dejó más borrones, las alas fue lo que dejó a medio dibujar y mi sonrisa la que se olvidó de colorear. Ahora, y no antes, sé que no se me da bien vivir. A las personitas soñadoras como yo no se nos da nada bien. Esperamos demasiado y nunca llega nada. Otras veces desconfiamos del mundo real y le damos la espalda a bellas oportunidades. No me gusta soñar, siento que pierdo el tiempo, por eso odio los relojes. Está bien, sé que tengo tres en mi habitación sin contar el que llevo en la muñeca, lo sé lo sé. Pero no sé porque los tengo, dos están parados. Son bonitos, ¿no creéis?. Me gusta la poesía, y créeme que mis ojos lloran poesía las noches de verano pero nunca encuentro un bolígrafo para atrapar las palabras. Realmente la mayoría de las veces no son palabras... son sentimientos que en su conjunto tienen una armonía que me tranquiliza. Un par de personas creo que se han dado cuenta, por que en verano siempre hay alguien que me dice que me brillan los ojos, quizá lo ven pero no saben leer. Pero eso ahora no importa, porque yo lo que venía aquí a decir, es que mañana lloverá, y cantaré, aunque este catarro o las matemáticas me lo pongan difícil. Cantaré cualquier canción con la letra que yo me invente, y será para ti, aunque no la escuches.
Me apetece volver a sentir tu aliento en mi boca, tu cuerpo sobre el mío, tu pelo sobre mi cara... bendita gravedad.

¿Cuántas veces quieres que te las de?

domingo, 17 de abril de 2011

Mer

No tenía idea alguna de hablar francés, ni si quiera lo entendía, pero soñaba con dormir en París y mataba las tardes de los domingos escuchando a Edith Piaf y a Frehèl. Lo había intentado, pero el profesor de francés no terminaba de caerle bien y por eso dejó de aprender tan bello idioma. Si normalmente se sentía ridícula cuando hablaba en público, cuando lo hacía en francés muchísimo más. Esa niña era un completo desastre. Olvidaba dónde había dejado cosas que tenía en sus propias manos aún, lo típico, pero tan intensificado como el color negro de sus ojos. Reía como una loca cuando escuchaba a alguien tocar el acordeón, como si de un chiste se tratase, y no era por burla ni nada parecido, era como una chispa que la encendía. Era feliz. Iba desastrosamente mal en el colegio y ella con una sonrisita pintada en la cara le echaba la culpa a los franceses. ¡Cómo si ellos tuviesen la culpa! Decía que sí, convencidísima de ello, y si te reías fruncía el ceño seriamente y te miraba fijamente hasta que dejases de reírte. Yo le preguntaba mientras le revolvía cariñosamente su pelo cobrizo que por qué pensaba eso. Y ella, con demasiados rodeos y anécdotas innecesarias me lo explicaba. Nos daban las tantas hablando, pero apenas me importaba. Empezaba hablar de la Luna y el Sol, de lo mucho que se querían y luego así como dando un saltito atravesaba todo un universo y se centraba en el olor de las calles parisinas, de las pastelerías y de los cafés. Nunca había estado en París y ni si quiera leía especialmente sobre la ciudad, se limitaba a imaginársela con la información que todos tenemos porque sale en las películas y todo eso.
Y ella decía que no estudiaba porque era feliz, y eso era más importante. Amelie le enseñó que con un simple trabajo de camarera en un café se puede disfrutar de la vie, siempre y cuando ella encontrase el amor de su vida, tal y como Amelie lo había hecho, pero como ella ya lo había encontrado, era feliz, no estudiaba y vivía despreocupadamente.

Pero todos sabemos que del cine a la vida real hay un pequeño saltito en el que puedes romperte la crisma.

Suerte.

sábado, 16 de abril de 2011

Me gustaría entenderlo

No entiendo esa manía que tengo de destruir todo lo que me da la vida. Creo que es una especie de masoquismo. No me gusta llorar, no entiendo por qué lo hago. Últimamente hago demasiadas cosas sin saber por qué demonios las hago. Y no lo entiendo, no lo entiendo. Siento que seas tú, la razón de mi vida, quien tenga que padecerlo. Porque cuanto mas te duele a ti más me muero yo. Y no me crees, yo tampoco lo haría. Pero me muero y no quiero hacerlo. Está bien, deja de hacer entonces esas cosas, de comportarte de un modo tan extraño. Antes eras dulce y simpática conmigo, ¿por qué ahora te vuelves amarga y monótona? pensarás o dirás. No lo sé. Quiero volver atrás y hacer que desaparezcan los momentos en los que quemo un poco de nuestro amor. Me encanta el olor de las cerillas, no puedo evitar ir hacia ellas, y cuando las tengo en la mano, en lugar de quemar lo malo, cierro los ojos disfrutando del olor y sin quererlo quemo lo bueno. Arden las ilusiones y se reducen a cenizas cuando lo único que quiero es disponer de todo mi tiempo para pensar en ti, para demostrarte lo mucho que te quiero y para llevarte a tu rincón favorito de Madrid.

viernes, 15 de abril de 2011

Es un poco...

frustrante. De veras, me cuesta enfrentarme a la realidad. Y saco de mi interior fuerzas que ni si quiera son mías, entre tripa y tripa, en algún resquicio encuentro una especie de otro yo que duerme mientras tu me quieres y me estruja el corazón cuando no lo haces. No quiero que vuelva, porque no es parte de mi, algún día entró sin permiso o yo lo inventé para no ahogarme en mis propias lágrimas. Y así me levanto al día siguiente, con heridas que no recuerdo ni quién me las hizo, y con la memoria de mi verdadero yo vacía. Las manos con sangre seca me dicen que me he portado mal con alguien y ni si quiera sé por qué lo hice. Ni si quiera recuerdo qué coño tenía en la cabeza cuando hice eso. Es... como si no fuese yo. Me caigo y es como si me rompiese, como si esa doble yo estuviese dentro de una cajita de cristal muy fino y con cualquier toquecito se me escapase por cualquier fractura. Se me escapa y no sé como evitarlo, sería más fácil atrapar el océano entre tus manos que agarrarle a ella. Me paso el día buscando remedios pero no encuentro ninguno. Por eso me frustro, porque en el fondo sé que no puedo pararla, que seguirá creciendo y creciendo, a medida que me den mas golpes. Por eso yo miro a otro lado, a pesar de que quiera ver la realidad, quiero saber qué pasa realmente pero... todo me hace tanto daño. Tanto, tanto, tanto. Si quieres saber de cuanto hablo por qué no coges un cuchillo afilado haces una incisión en la zona del estómago te sacas el intestino y se lo pones en la boca a un perro, así para que juegue un poco. Para entrar en calor... ¿o no pretenderás ponerte directamente a recortarte el corazón?.

viernes, 25 de marzo de 2011

Telarañas.

Un gran cajón con pocas cosas tangibles y tanto vacío me nubla la mente y colapsa mi cerebro.

Me encantaría dejar de pensar en ciertas cosas.

Alguien se empeña en coser todo lo que él deshizo, y poco a poco las sonrisas de hoy superan a todas las que jamás he tenido. Pero temo constantemente que me pisoteen como hacen siempre. No creo que me merezca algo así por tercera vez, cuando yo siempre doy lo mejor de mí.
Me da un pánico terrible repetir "él es diferente".

Me encanta estar sola, sentirme libre, independiente, y tener todo mi tiempo para mí misma. Sin embargo no puedo evitar algo que me da tanta vida, aunque sea cada día más dependiente, vulnerable, frágil.

No siempre las personas que consideramos fuertes lo son en realidad. Quizá es un simple cascarón que, sí, bueno, es más fuerte que aquello que esconde en el interior, pero con un pequeño traspiés se puede hacer añicos si no se pone cuidado por conservarlo intacto, tal y como vino a ti, en tus manos.