martes, 24 de mayo de 2011

Material defectuoso


Al camino recto,
por el más torcido,
vengo derecho
para hablar contigo
de nuestros defectos
constitutivos

Gracias, Robe.

domingo, 15 de mayo de 2011

entre el cielo y el suelo

La quietud de la noche teñida de azul marino desprende efluvios costeros, cargando mi oxígeno de sal. Sal del mar que se adhiere a mi piel, cubriéndola poco a poco. Y tu silencio junto a tu mirada, todo eso que aún permanece al pie de cada recuerdo de mi alma, me inmovilizan. Quieta, muy quieta me dejo cubrir por un viento que arrastra fina arena de playa, de las dunas que borran mi pasado asentándose sobre éste y nublan mi futuro sin si quiera pretenderlo. Y permito que el mar me golpeé una y otra vez, confundiéndome con las oscuras rocas. Cuando me percato del endurecimiento de mi piel recubierta de costras calcáreas, algo dentro de mí se remueve y, pataleando como un crío, se abre paso dificultosamente entre mis entrañas y se aferra a mi garganta, anudándola e hinchando mis ojos congelados. Las lágrimas afloran con un grito ansioso por expulsar eso que causa mi desdicha, mis ansias por ser más fuerte y... más dura.

Entonces decido olvidarme de dichos pretenciosos deseos sin principio ni fin, y me sumerjo en el mar, y me deshago de la dura sal, de la fina arena, me despido del viento
y me dejo llevar por la marea.

domingo, 1 de mayo de 2011

Ganas de (a)mar


Resulta imposible cansarse de que esa corriente eléctrica recorra mi cuerpo de los pies a la cabeza cuando escucho tu nombre.

Resulta imposible cansarse de saborear tus labios cuando el sol me abandona y la oscuridad reina en tu cuarto

Resulta imposible cansarse de perderse en tus ojos verdes cargados de anhelos que tímidamente reflejan los míos.

Resulta imposible cansarse del calor de tu cuerpo, porque desde entonces mi cama es una gélida tumba a la cual estoy condenada si tú no estás bajo las sábanas.

Resulta imposible cansarse cansarse de tu sonrisa que es capaz de hacer desaparecer todo lo que conforma el mundo y hacerlo solo nuestro.

Resulta imposible cansarse de ti.


Apenas hace unas horas que mi insoportable despertador me ha robado los sueños y mi torpe impaciencia no ha perdido el tiempo y ya está coloreándome las mejillas y robándome las sonrisas. La noche se resiste a llegar.