lunes, 18 de abril de 2011

Gracias.

A quien se le ocurrió dibujarme se le rompió el lápiz y me dejó un poco a medias. Pero solo un poco no te creas. Fue en la cabeza donde dejó más borrones, las alas fue lo que dejó a medio dibujar y mi sonrisa la que se olvidó de colorear. Ahora, y no antes, sé que no se me da bien vivir. A las personitas soñadoras como yo no se nos da nada bien. Esperamos demasiado y nunca llega nada. Otras veces desconfiamos del mundo real y le damos la espalda a bellas oportunidades. No me gusta soñar, siento que pierdo el tiempo, por eso odio los relojes. Está bien, sé que tengo tres en mi habitación sin contar el que llevo en la muñeca, lo sé lo sé. Pero no sé porque los tengo, dos están parados. Son bonitos, ¿no creéis?. Me gusta la poesía, y créeme que mis ojos lloran poesía las noches de verano pero nunca encuentro un bolígrafo para atrapar las palabras. Realmente la mayoría de las veces no son palabras... son sentimientos que en su conjunto tienen una armonía que me tranquiliza. Un par de personas creo que se han dado cuenta, por que en verano siempre hay alguien que me dice que me brillan los ojos, quizá lo ven pero no saben leer. Pero eso ahora no importa, porque yo lo que venía aquí a decir, es que mañana lloverá, y cantaré, aunque este catarro o las matemáticas me lo pongan difícil. Cantaré cualquier canción con la letra que yo me invente, y será para ti, aunque no la escuches.
Me apetece volver a sentir tu aliento en mi boca, tu cuerpo sobre el mío, tu pelo sobre mi cara... bendita gravedad.

¿Cuántas veces quieres que te las de?

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