viernes, 22 de abril de 2011

Preludio.

Desquiciante delirio desencadenado por la casi eterna espera.
Vacío que se torna colorido y se reduce según avanzan las horas.
Desidia embadurnada de un pedante sabor científico inoportuno.
Tierno color verdusco húmedo y sincero que revive las tardes nubladas.

Contracción muscular efímera y discreta, arrítmica y nerviosa.

Se me deshacen las neuronas a medida que tu cuerpo se acerca al mío y se disipa toda duda, todo esquema, todo renglón escrito, toda palabra tachada.

Y vuelves ha hacer que pierda la cordura.

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